jueves, 16 de abril de 2009

20 AÑOS DEL INSTITUTO DE RELACIONES CULTURALES BALEARES-ISRAEL

Miquel Segura
Resumir las actividades llevadas a cabo por el Instituto de Relaciones Culturales Baleares-Israel a lo largo de sus primeros 20 años de vida me supuso escribir un libro de casi cien páginas. Era una memoria densa, apretada, que había que trasladar a un texto lo más ágil posible, en el que los protagonistas de tan larga y prolija historia pudiesen ver plasmados sus nombres. Debía restaurar la crónica de una larga relación de actos: conferencias, presentaciones de libros, encuentros con los respectivos embajadores, seminarios, un sinfín de actividades que ahora reclamaban su sitio en los anaqueles de la memoria. Para aquel trabajo me guié por las huellas que va dejando el paso de los años, el testimonio de las hojas del calendario arrancadas una a una. Las hemerotecas fueron mis aliadas en aquella exhaustiva tarea. Había que dar cumplida relación de todo cuanto se hizo en cuatro lustros –que no fue poco- evitando aburrir al lector.
Y ahora se me pide un “resumen del resumen”. Al enfrentarme a este nuevo reto se me ocurre que no puedo comprimir más un texto que –quienes tienen el libro pudieron comprobarlo- ya pasó por el tamiz de la más severa de las reducciones. Quizá sea mejor, en esta ocasión, tratar de ofrecer un cuadro “vivo”, una pincelada fuerte y representativa, de lo que ha significado para Israel y para Baleares la presencia institucional del “Instituto”.
Ciertamente,  hace 20 años la única democracia existente en Oriente Medio, era un país lejano y desconocido para los hombres y mujeres de esta tierra. Lo fue durante los años de la Dictadura, y lo siguió siendo cuando Felipe González estableció relaciones diplomáticas entre España e Israel. Y sin embargo, la vinculación mallorquina y balear con la historia y la cultura judías ha sido siempre importantísima. Una parte de las raíces de estas Islas provienen de Israel, en la otra punta del Mediterráneo. Arrasadas las piedras judías que un día fueron patrimonio de los mallorquines, sobrevivió entre nosotros el alma y el espíritu de la antigua Eretz Israel. Muchos ni siquiera lo sabían –o no querían saberlo- pero lo cierto es que vivían en una tierra que, en muchos aspectos, un día fue judía. Probablemente, eran muchos los ciudadanos de las Islas que no acertaban a relacionar el moderno estado de Israel con la “Tierra Santa” que habían estudiado a través de los libros de texto de una asignatura que se llamaba “Historia Sagrada”. No es algo extraño, ciertamente. Los vínculos de Mallorca con Israel fueron completamente inexistentes hasta la fundación del “Instituto”. Otra cosa era la identidad judeo-mallorquina, que algunos guardábamos como un tesoro escondido entre los jirones de una memoria destrozada.
Pero nada de eso podía decirse –ni mucho menos escribirse- hasta el momento jubiloso en que se fundó el Instituto. Aún no se había cumplido un año desde que el gobierno del presidente Felipe González estableciera  relaciones diplomáticas con el Estado de Israel. El 24 de diciembre de 1986, un grupo de entusiastas pioneros ultimaba en Mallorca la redacción de los estatutos de una entidad que, según pretendían, debería establecer lazos culturales y de colaboración entre las Islas Baleares e Israel. Bueno será ahora recordar sus nombres. Fueron ellos Gabriel Ballester Forteza, que asumió la presidencia de la comisión gestora, Arturo Fuster Fuster, José Forteza Adrover, Miquel Aguiló Pujadas y Manuel Aguiló Pujadas.
Un hecho llama especialmente la atención: todos los precursores del Instituto, los que inicialmente concibieron ese formidable instrumento de cooperación cultural, eran descendientes de judíos conversos mallorquines. Conviene que la presente memoria no olvide este detalle, puesto que en demasiadas ocasiones se ha pretendido establecer la idea de que ese colectivo vivía ajeno a sus raíces o que incluso rechazaba sus ancestros judíos. Y sin embargo, ahí están los nombres y los apellidos para quien quiera corroborar que, hace 22 años, un grupo de mallorquines inquietos pretendió –y puso en marcha- el maravilloso proyecto de tender un puente de cultura entre el pasado y el presente, entre la realidad de una Mallorca definitivamente encarada hacia la democracia y la de un diminuto país que fue fuente y crisol de Europa.
El 16 de junio de 1987 los Estatutos del ya denominado “Instituto de Relaciones Culturales Baleares-Israel” pasaron el trámite de su definitiva aprobación. Sin embargo, la presentación oficial de la nueva entidad tuvo lugar el 5 de marzo de aquel año. El acto tuvo lugar en el Consolat de la Mar en presencia del presidente de la Comunidad Autónoma, Molt Honorable Gabriel Cañellas, del alcalde de Palma, Ramón Aguiló y de Samuel Haddas, Embajador de Israel en España, que se desplazó a Palma expresamente para el acontecimiento.
Camilo José Cela – quien había aceptado la Presidencia de Honor del “Instituto”-  abrió el turno de intervenciones. El añorado escritor deseó los mejores augurios al naciente Instituto, abogando para que asumiese “la representación del papel diplomático y político en el ámbito de la función cultural”. Samuel Haddas, que aprovechó su visita a Mallorca para despedirse de las autoridades, ya que era inminente el nombramiento de un nuevo embajador, señaló que una de las tareas más importantes de la nueva entidad sería la de “recuperar un capítulo importante en la historia de las Baleares, el capítulo judío”. En un detalle que conmovió a muchos, Haddas se ofreció para ser “el embajador de las Islas Baleares en Israel”.
Cerró el turno de intervenciones el president Cañellas quien aseguró que “siempre es hermoso poder decir que queda una gran tarea por delante, lo triste sería empezar diciendo que ya está todo hecho”. Cañellas felicitó a todos los presentes por la iniciativa del nuevo Instituto y agradeció de manera muy especial a Samuel Haddas su ofrecimiento. Haciendo gala del humor que le caracterizaba, Cañellas apostilló: “a veces los cargos oficiosos pueden hacer más que los oficiales”.
El 8 de Septiembre de aquel año, se reunió la Junta Directiva de la nueva entidad. En el acta de la sesión consta la incorporación de tres nuevos miembros: Lorenzo Cortés, Juan Albons y Jacqueline Tobíass. Tras la dimisión de Gabriel Ballester como presidente de la ya extinta Gestora, la señora Tobiass fue elegida presidenta del Instituto de Relaciones Culturales Baleares-Israel. Se iniciaba de este modo un largo camino y se abría una esperanza nueva: la de que muchos mallorquines pudiesen tomar contacto con el milagro siempre renovado –y perpetuamente amenazado- del restaurado estado de Israel.
                                        La cultura, protagonista y cauce
Siempre he pensado que para los judíos de la Diáspora –o para los que aspiramos a serlo- la Cultura, así, en mayúsculas, era protagonista en si misma, pero también vehículo y cauce para otras expresiones. Jacqueline Tobiass, presidenta del Instituto a lo largo de 20 años, lo entendió perfectamente. Nadie podrá decir que la entidad que ella ha dirigido haya aparcado el tema cultural en su agenda de iniciativas. La relación de conferencias, coloquios, mesas redondas, exposiciones, que se han desarrollado a lo largo de dos décadas es sencillamente interminable. Los ciclos de conferencias organizados por Tobiass en otoño y primavera han asumido por derecho propio un prestigio singular en el mundillo cultural mallorquín. El gran acierto del “Instituto” ha sido precisamente, el de no detenerse en la anécdota ni ampararse nunca en los refugios de la superficialidad. Por el contrario, los conferenciantes elegidos –en los últimos años contando con el apoyo de la UNED en la persona de su   director del Centro Illes Balears,  Miguel Ángel Vázquez- han sido siempre de primera categoría.
Judíos eminentes como la malograda Violeta Friedman, superviviente de Auschwitz y gran luchadora contra el racismo; el Dr. Marc Tobíass (Filosofía Política- Sorbonne ); el antropólogo  Ariel Shiller; el Agregado de Prensa de la Embajada de Israel y especialista en bibliografía judaíca  Uriel Macias; la Catedrática de Literatura Medieval Aviva Dorón, el Dr. Simón Farja especialista en las relaciones judeo arabes ( ambos de la  Universidad de Haifa); Dr. Abraham Haim ( Historia  Universidad de Tel-Aviv), Presidente de la Comisión Cultural del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén y  Coordinador de la Comisión del Premio Samuel Toledano, Comendador de la Orden del Mérito Civil, en nombre de SM el Rey de Espana Juan Carlos I; el Catedrático Moshe  Edery (Filosofía Mistica  Universidad Hebrea de Jerusalén), nombrado por SM el Rey de España, Juan Carlos I, Comendador de la Orden de Alfonso el Sabio. Dr.  Mario Saban (Filosofía UCM); el hoy rabino hoy viviendo en Philadelphia,   EEUU   Jordi Gendra; el Médico Psicoanalista Arnoldo Liberman. 
Los embajadores de Israel en España Shlomo Ben-Ami, Yaacov Cochen, Ehud Gol, Herzl Inbar, Victor Harel y Raphael Schutz,   desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, han impartido charlas y conferencias, junto a ilustres personalidades estudiosas del mundo judío,  como  el escritor y periodista   Vicens Villatoro; Dra. Pilar Romeu Ferré (Filosofía Semítica UB), Dra. Lola Ferré y Dra.  María José Cano (Filología Semítica Universidad de Granada); Dr. Jordí Juan Tresserras (Geografía e Historia) Coordinador  de los
Cursos de Postgrado en Gestión Cultural, UB); Sor
 Ionel Mihalovici, directora del Centro de Estudios Judeo-Cristianos, galardonada con el premio Samuel  Toledano; Dr. Pedro de Montaner, Director del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Palma;  el desaparecido Dr. Sebastián  Trías Mercant (Filosofía UIB);  Dra. Dolors Bramón (Filología Semítica UB);  Catedrático Jacocbo Muñoz Veiga ( Filosofía UCM);  Dr. Alberto Sucasas ( Filosofía Moral y Política Universidad La Coruña); Catedrático Miguel García Baró ( Filosofía Universidad Pontificia de Comillas, Madrid); Dr. Manuel Enrique Vázquez (Filosofía Universidad de Valencia); Catedrático Antonio Piñero Sáenz  (Filología Griega UCM); Dr. Francisco Calero Calero ( Filología Latina UNED); Dr. Jesús María Nieto Ibáñez (Filología Universidad de León);   los Catedráticos de la UNED, Quintín Racionero Carmona ( Filosofía)  Manuel Fraijo (Filosofía de las Religiones);  Andrés Martínez Lorca (Filosofía Medieval); Diego Sánchez Meca (Filosofía); Juan Antonio López Férez (Filosofía Griega),  y muchos otros. Las conferencias organizadas por el “Instituto” se han dividido a lo largo de estos años en ciclos hasta ofrecer, en un mosaico amplísimo, una visión muy completa de la realidad pasada y presente de Israel y lo judío.
Pero la actividad cultural del “Instituto” no se ha limitado a la organización de ciclos de conferencias. En la memoria de sus primeros 20 años ocupa un importante lugar la celebración de jornadas de estudios. Mención especial merecen las jornadas organizadas en mayo de 1992 sobre el tema “Judíos y Conversos de las Islas Baleares en la época del Descubrimiento de América”. En dichas jornadas participaron el historiador y editor   Dr. Lleonard Muntaner, los Catedráticos de la UIB: Bartomeu Barceló (Geografía  Humana), Pau Cateura (Historia Medieval), Josep Juan Vidal (Historia Moderna), el Historiador Padre Gabriel LLompart (Dr. en Historia), el escritor Baltasar Porcel entre otros.   Fueron clausuradas el 13 de mayo de aquel año emblemático por el entonces alcalde de Palma don Joan Fageda. Las ponencias debatidas en aquellas jornadas, que marcaron un hito en Mallorca, fueron publicadas siete años después en forma de libro, en una cuidada edición a cargo de Lleonard Muntaner Editor. Dicha obra fue presentada en el marco de un ciclo de conferencias organizado en 1999.
Cabe destacar    la publicación en 2004  de  la  “Guía Judía de Mallorca”, del Historiador Dr. Josep Francesc López Bonet   libro  que recoge la Historia de los  judíos  de Mallorca,  con planos de los diferentes Calls y una extendida bibliografía. Fue editada por Lleonard Muntaner Editor.  
A lo largo de estas dos décadas, el “Instituto” ha conseguido algo que parecía imposible: el acercamiento entre Baleares e Israel, y no sólo desde la vertiente estrictamente cultural. Antes he hablado de la “cultura como cauce”, pero, tratándose de temas judíos, quizá podríamos emplear también la palabra “coartada”. Así ha sido, en efecto. Gracias a la enorme actividad desplegada por el “Instituto” –enorme e increíble, si tenemos en cuenta sus escasos recursos, tanto financieros como humanos- el mundo judío, a través de todas sus vertientes, se ha hecho presente en Mallorca. Jacqueline Tobíass ha conseguido, y es un ejemplo entre otros muchos, que algunos escritores mallorquines –entre los que me cuento- tuviésemos el honor de ver presentados nuestros libros por  alguno de los embajadores que Israel ha destacado en España. La entidad ha acercado dos mundos que, compartiendo historia, tradición y cultura, se desconocían mutuamente. A Tobiass cabe el honor de haber organizado el primer viaje de descendientes de judíos conversos –chuetas- a Israel. Fue un periplo muy bien organizado durante el cual, por primera vez en muchos siglos, los descendientes de aquellos judíos mallorquines que perecieron a manos de la Inquisición, fueron recibidos como tales en la tierra de sus mayores.
Con el nuevo milenio el Instituto organizó por primera  vez  en la Historia de Mallorca una mesa redonda con espíritu abierto y respetuoso con el obispo de Mallorca, Teodoro Ubeda y el rabino de la Comunidad Israelita de Mallorca, Aaron Katz.
Otra de las efemérides de estos veinte años tuvo lugar el 7 de octubre de 1988, cuando la Comunidad Judía de Mallorca y el Comité del Keren Kayemet donaron a la ciudad de Palma 18 naranjos, que fueron sembrados en la plaza denominada “es Banc de s’Oli “por el entonces alcalde la ciudad, Ramón Aguiló, el  Dr.   Sholomo Ben Amí, Embajador de Israel en España y el Dr. Edery.  El número de árboles, 18,  símbolo  de vida,  unieron entonces a dos pueblos que comparten muchos siglos de historia en común.
 
Ciertamente, el “Instituto” ha contribuido a que los chuetas nos sintiéramos más próximos a una tierra que algunos sentimos como nuestra. Sin estridencias, con tacto e inteligencia, Jacqueline Tobíass ha roto muchos tabúes y disipado muchos temores. Muchos descendientes de judíos conversos –unos más que otros, desde luego- hemos visto en la entidad presidida por Tobiass una especie de “consulado”, una institución que, de manera callada y humilde, nos transmitía la sensación de que no estábamos solos.
                                                                Hasbará
Ha sido precisamente esta labor discreta la que ha permitido al Instituto desarrollar otra tarea para la que no existen manuales: el hasbará, o esclarecimiento de la realidad política, económica y cultural del moderno estado de Israel, tan frecuentemente deformada por los medios de comunicación europeos. Jacqueline, contando con la voluntad y la complicidad de un puñado de amigos, no ha permitido nunca, a lo largo de dos decenios, que los enemigos de Israel dijeran la última palabra. Su archivo de cartas enviadas a los directores de medios de comunicación –algunas nunca publicadas- aclarando conceptos, desmintiendo noticias falsas o tergiversadas o, sencillamente, informando de una realidad lamentablemente desconocida, llenarían por si solas las páginas de un libro. De ahí procede mi expresión –un tanto forzada- de “la cultura como coartada”. Que a nadie le extrañe: con frecuencia, los judíos nos vemos obligados a dar muchos rodeos para defendernos de quienes se empeñan en deformar nuestra imagen ante el mundo.
Los logros del “Instituto” han sido muchos y ya he escrito al principio de este artículo que no era mi intención enumerarlos a modo de catálogo de realizaciones. Sin embargo, estimo que debo hacer referencia a algo que no se ha conseguido, al menos de momento. El gran sueño de Jacqueline Tobíass se le ha escapado siempre de las manos, dando la razón a quienes sosteníamos que la cuestión judía en Mallorca sigue siendo una asignatura pendiente. Me refiero al proyecto, siempre acariciado, de construir un memorial a los judíos conversos (chuetas) que fueron vilmente asesinados por la Inquisición a finales del siglo XVII, concretamente entre 1691-93. El “Instituto” ha trabajado mucho en este proyecto. Jacqueline, con su habitual discreción, ha concitado acuerdos e incluso llegó a tener en sus manos un proyecto concreto y la pertinente autorización municipal para llevarlo a cabo. Sin embargo, cada vez que el sueño parecía materializarse, surgía una oposición sorda, los fantasmas del miedo, o del rencor, o de los prejuicios, que echaban por tierra tan justa reivindicación. Recientemente, el “Instituto” alcanzó un principio de acuerdo con las instituciones de Baleares, así como con otras entidades dedicadas al fomento de la cultura y la memoria de los judíos mallorquines. Las dificultades parecían haberse esfumado, pero de nuevo el proyecto ha entrado en un impasse que no permite albergar demasiadas ilusiones.
Ningún aspecto de la cultura judía ha sido ajeno a la actividad del “Instituto”. Se han organizado ciclos de cocina sefardí, se han celebrado encuentros a nivel científico, histórico, bíblico, e incluso económico. Las actividades de la entidad han ido mucho más allá de lo que cabría exigir: se han asumido, por ejemplo, tareas de investigación y seguimiento de actividades neonazis en Mallorca que posteriormente han sido denunciadas ante los organismos competentes.
“Veinte años no es nada”, reza la letra de un famoso tango. Pero si nos asomamos a la memoria de las actividades que el “Instituto de Relaciones Culturales Baleares-Israel ha llevado a cabo en este lapso de tiempo, habrá que colegir que el mismo basta para cambiar el curso de la pequeña historia. Mallorca fue un día judía, pero la memoria de los hijos de Eretz Israel fue borrada a sangre y fuego de nuestra isla. Poco a poco, sin embargo, la estamos restituyendo y hay que reconocer que sin el “Instituto” eso no hubiera sido posible. El título de la introducción de la memoria que presentamos en mayo de 2008 en Palma fue el de “Crónica de una ilusión intacta”. Sólo cabe esperar que ésta ilusión no se desvanezca y que el “Instituto” continué siendo nuestro pequeño consulado israelí en Baleares.

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